A primera vista no es más que, lo que coloquialmente llamaríamos, una palangana llena de agua caliente con un cable. Para que nos entendamos, una palangana eléctrica. Resulta agradable estar tranquilamente sentado y sumergir los pies en agua caliente durante media hora. Transcurridos unos pocos minutos ya se observa un cambio sustancial en el color del agua. Tras 30 minutos, que es lo que dura la sesión, el color que ha adquirido el agua es sorprendente. Solo por la cantidad de toxinas que hemos limpiado ya merece la pena la sesión de terapia, no puede ser bueno para nuestro cuerpo tener todo eso dentro. A nivel personal, y después haber repetido la sesión de terapia, he notado una considerable mejoría a nivel de dolor articular y una disminución importante del cansancio físico. Recomendable al cien por cien. Os animo a probar la experiencia. Repetiréis seguro.